Nyx y Gea
Nyx, amada mía. Cobíjame bajo tu nocturna abrazo. Deja que me empape de la paz de tus ojos de Luna. Alargaré mis brazos de tierra para tocarte.
Me llaman Gea, Gaia, pero yo solo respondo a tu llamada. Al eco del lobo que te aúlla suplicante. A los lunares centelleantes que recorren tu bello cuerpo. Perlas que me emocionan cada vez que te beso.
Tus ojos, gatos pardos al oscurecer, drenan y desbordan a capricho las aguas de mi piel. Inalcanzable, cercana, misteriosa, loca, portadora de los secretos más inconfesables. Eres la Noche eterna que no quiero que acabe.
Las nubes te visten, vergonzosa tú. A mí me recubre el musgo gris solitario; la rabia encerrada en mis entrañas; el magma que dormita muy dentro. No dejaré que veas mis heridas. No quiero que ames a una Tierra sucia, vieja y llena de cortes.
Elévame a tu cielo. Déjame beber de la Vía Láctea tuya, mecerme en las constelaciones por debajo de tu cintura.
Se la Nyx de mis latidos más lúgubres, de las noches plácidas, de las divertidas, de las románticas, de las apasionadas...
Se mi Nyx y yo seré tu Gea.