Ana Pérez Gallego
Con su ideología como constante, se dedica a ilustrar personajes ficticios y reales, y a dar visibilidad al feminismo más radical eligiendo la gordura como punto de partida, trayendo a primer plano un modelo de cuerpo distinto al panorama actual. Cinéfila, bibliófila y seriéfila, no deja de lado la senda de lo fantástico en su ilustración. Bajo el pseudónimo de Anapola, Ana combina la acuarela con diferentes materiales, principalmente la tinta china, el acrílico y el lápiz acuarelable.
Estas son las obras que expuso en el Espacio de Igualdad María de Maeztu.
Canon
Acuarela, tinta china y acrílico
La belleza, la autoestima, no dependen sólo de nosotras, como nos hacen creer, sino que son una imposición de un sistema que no deja nada al azar, que nos manipula desde que somos pequeñas. Se ha establecido un canon que no sólo es físico, que conlleva una serie de actitudes y cuidados que desembocan en una idea que nunca podremos alcanzar, a la que sólo podemos aspirar. Querernos a nosotras mismas no surgirá, por lo tanto, de un acercamiento a este canon. Aproximarse a cualquier canon social sólo lleva a la insatisfacción, a la tristeza y al odio. Sentirse bien un día porque estás menos hinchada o porque está yendo bien el gimnasio, porque tu maquillaje está perfecto o porque tus piernas están lisas no va a empoderarte. Empoderarse es sentirse dueña de una misma, ser consciente de las impo- siciones que actúan sobre nosotras, intentar romper con ese molde. Ser consciente del origen, e intentar separarse mentalmente de él poco a poco. Ir contra lo impuesto es lo que nos hace libres, el empoderamiento individual sólo consigue una felicidad momentánea y propia, nunca ayudará a un desencadenamiento colectivo. Empoderarse es actuar unidas y nunca solas.
Sororidad
Acuarela, tinta china, acrílico y lápiz
¿Qué es la sororidad? Somos educadas como productos, y los cimientos de una sociedad capitalista son la competencia, la superación, la rivalidad. En este contexto, siendo nosotras mismas la mercancía que aspira a un canon inalcanzable, nos vemos como rivales. Miramos a las otras mujeres en la calle, en la clase, en el trabajo, en nuestra propia casa, como algo a batir, y vemos en ellas aquellas características a las que aspiramos. Hay que acabar con eso. El odio entre nosotras es todo lo que quieren, es la base de lo que nos oprime. La sororidad es derribar esa barrera, vernos como hermanas, parte de una misma clase. Es acabar con las rencillas, es apoyarnos como mujeres.
Es la clave del feminismo.
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