Presa fácil
- Equipo Dando Voz al Silencio
- 11 abr 2017
- 2 Min. de lectura
Quedé prendada de él. El susurro de sus promesas hizo que sucumbiera a su llamada. En un camino insólito en el cual me encontraba, millones de pensamientos me inundaban. ¿Qué hacer, si no? ¿Quién puede ser testigo del silencio? ¿Quién puede inspirar a un poeta muerto? ¿Quién, sin dolor en sus entrañas, ha conseguido conmover?
Ninguna situación se compara con el semblante opaco que logran reflejar las cicatrices de los grilletes en el vis a vis del sufrimiento. Cada uno de ellos acuden. Cada uno de ellos son presencia de las grietas que consiguen rasgar hasta el último aliento de nuestro espíritu ¿quién nos podrá salvar de sus garras? Hablo de los recuerdos. El efímero pensamiento es el que suscita a pensar que la especie humana está destinada a esto. [El egoísmo se apodera de nosotrxs, devorándonos poco a poco]. Discurrí para mis adentros. Un aviso penetró en mi ser, hoy día no oigo su voz ¿Acaso ha muerto mi inocencia? ¿Ha sido resucitada mi inconsciencia? Sombras en el crepúsculo aguardan al acecho de suprimir en fragmentos los restos de mi deshecho cuerpo. [Alzo la sien hacia el firmamento, en busca de mi verdadera esencia]. Con dolor olvido mi pasado, pues ha sido devorado, y las heridas de mi ser han sanado. No obstante, el puñetazo de la realidad penetra en mí. Nadie me ha aliviado del temor, de este mundo lúgubre y deplorable que únicamente aspira a borrar sonrisas de inocentes, de rostros que piden auxilio a cambio de otros que inspiran indiferencia. Un dolor punzante me devuelve a la vida. Algo irreal, indescriptible e inimaginable. ¿Por qué el amor debe doler tanto? En un instante, la pureza de mis palabras se contamina y rehuye como si temiera la desgracia. El final se hace presente la sangre comienza a derramarse, la imparcialidad de sus actos inunda mis mejillas. En un inútil intento retengo mis sollozos. No hay otro lamento que pueda impregnar de consuelo este momento. Siento que mis esfuerzos han sido en vano, ya me tiene entre sus manos. Mis esperanzas se desvanecen, consigue derruir mi libertad. Como un músico al que se le ha arrebatado el piano. Como un águila al que se le han cortado las alas. Porque alguien que ama, no daña, Porque alguien que ama, no araña el alma.
